La ciudad amaneció oscura, como sino quisiera despertar de un austero sueño que le impedía respirar.
Sus escasos habitantes se sentía como ella. Se resignaron a vivir en las tinieblas. Andaban, pisoteaban sus calles con la misma desgana con la que los edificios observaban en silencio sin intención alguna de molestar.
Aquella terrible maldición se cebó con el lugar. Hizo desaparecer la luz, la misma que se llevó la alegría, el optimismo, la grandeza de un lugar encantado antes de aquel fatídico desenlace. Cuando un buen día el sol se marchó para siempre, la oscuridad ocupó su lugar , la marea subió enfurecida y el resto se alejó cansado de tanto aviso sin consecuencia.
Los que pudieron huir se marcharon sin mirar atrás, el resto sucumbió al encanto. Nadie podría romper aquel hechizo, el que la naturaleza decidió encarnar cansada de la actitud, del maltrato, de la basura, en definitiva del destrozo a aquel maravilloso rincón que creo con el amor de una madre que cuida sin descanso lo que le pertenece.
Nadie quiso jamás hablar de lo que ocurría, Nadie se atrevió a desafiarla, sin embargo el resto del mundo no le dio la importancia que merecía. De nuevo el ser humano decidió mirar para otro lado, hacer caso omiso a las advertencias, al cansancio de ese ser vivo que sin rencor, a pesar de todo, nos sigue prestando sus espacios para que podamos vivir.
Sandra Raya Porcel
#Unavidaporerroroundestinosincorazon
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Gracias!
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Un placer y honor
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Reblogueó esto en El Noticiero de Alvarez Gallosoy comentado:
Apoyamos a las obras de Sandra Raya Porcel
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